lunes, 3 de agosto de 2020

Origami King, el tributo de Nintendo a la historia de Sadako Sasaki

Si queréis tener un detalle con alguien especial y sois amantes de los simbolismos, las conexiones y todo aquello que se hace con delicadeza e inspiración, podéis regalarle una sencilla grulla hecha de papiroflexia. Unas líneas más abajo os cuento aquí todo el significado que este gesto puede tener, pero es que así además contribuís al recuerdo de una historia que merece perdurar en el tiempo.

Y si al destinatario le gusta jugar a la consola también podéis regalarle el último videojuego de Nintendo. Habrá que rascarse más el bolsillo que con la grulla de papel pero la marca japonesa también recoge cierta inspiración en esa preciosa historia en su último lanzamiento al mercado, Paper Mario: The Origami King, un juego con el que está batiendo récords de ventas y que no parece casualidad que se haya lanzado ahora.

Este jueves 6 de Agosto se cumplen 75 años de la bomba de Hiroshima. Sadako Sasaki era una niña que tenía dos años cuando estalló la bomba y doce cuando enfermó de leucemia, por la radiación a la que estuvo expuesta. Ingresó en el hospital y alguien le contó allí la leyenda japonesa de los 1.000 grullas de origami. La leyenda dice que si construyes 1.000 grullas de papiroflexia, los dioses te concederán tu deseo más preciado. Sadako murió al cabo de unos meses habiendo hecho 644 grullas. Sus compañeros de clase, conmocionados, acabaron las 1.000 grullas e iniciaron una campaña de recogida de fondos en la que participaron escuelas de todo Japón y algunos países extranjeros. Querían construir un monumento en su memoria. El monumento dedicado a Sadako es uno de los que te encuentras hoy en día si paseas por el Parque de la Paz, en Hiroshima, en dirección al Museo de la Paz. Es una niña que en la parte más alta sostiene una gran grulla en la cabeza como símbolo de que la paz debería estar siempre presente en nuestras mentes (Sadako construyó las grullas no sólo con la esperanza de curarse sino también de que no hubiera más guerras y reinara la paz en el mundo).

Cada 6 de agosto llegan a la ciudad miles de grullas de origami hechas por niños de todo el mundo, acompañadas de deseos para la paz. Dicen que no morimos del todo mientras haya alguien que nos tenga en su recuerdo. De alguna manera, los compañeros de Sadako contribuyeron a cumplir su deseo. Porque consiguieron que su historia hoy siga viva y que su recuerdo perdure así para siempre.

La grulla en la cultura japonesa es símbolo de muchas cosas y está muy presente en todas sus artes (marciales, literarias, pintura, poesía), que utilizan todos esos simbolismos para inspirarse: BELLEZA (por sus plumas), ELEGANCIA (por sus movimientos), BUENA FORTUNA y PROTECCIÓN de la FAMILIA (porque lucha con agilidad en situaciones de peligro y se defiende con mucha fuerza cuando otras aves atacan su nido). La grulla elige una pareja y se mantiene con ella toda la vida, así que también es símbolo de FIDELIDAD y LEALTAD y es habitual verla en kimonos matrimoniales y vestidos de ceremonia. Por ello suele regalarse en nacimientos, bodas, cuando alguien está enfermo o simplemente cuando quieres a alguien que es importante para ti. Se regala para desear salud, bienestar, prosperidad y felicidad.

También fue inspiración para los samurai, que la utilizaban para adornar sus armas y escudos heráldicos, por lo que también es símbolo del HONOR. Y según algunas leyendas es el pájaro más antiguo de la tierra por eso también se la asocia a la SABIDURÍA y la LONGEVIDAD (vive muchos años). También se la conoce como "el ave de la FELICIDAD", porque griegos y romanos interpretaban su danza como un canto a la alegría y a la celebración de la vida. Y como "el ave de la PAZ" (después de la II Guerra Mundial cogió fuerza la figura de la grulla como símbolo de la paz y la esperanza). 

Me fascina la capacidad que tienen los japoneses para positivizar las cosas. Es algo que les permite trabajar el equilibrio y su paz interior. Y el simbolismo y la delicadeza que hay en todo lo que hacen. El lugar en el que hace 75 años cayó la bomba atómica hoy se llama Parque Conmemorativo de la Paz. Y el museo que hay al final del recorrido, donde se exponen entre otros una réplica de "Little boy" -nombre con el que se bautizó a la bomba atómica que cayó en Hiroshima-, restos de la tragedia, fotografías y explicaciones que literalmente hacen llorar a los visitantes, se llama Museo de la Paz. Nintendo ha sabido trabajar un difícil y delicado equilibrio: crear un contenido que inevitablemente conecta con la memoria histórica, rindiendo de algún modo un tierno homenaje -por el protagonismo que adquieren las figuras de origami y las 1.000 grullas en el argumento-, que a la vez es un divertido juego lleno de guiños a otros juegos de la marca en lo que promete ser una "aventura desternillante".